Trujillo, héroe o comodín de la oligarquía
Por: Luis Fernando Ávila Linzán.
Foto: Diario La Hora.
Foto: Diario La Hora.
Julio
César Trujillo fue un hombre sencillo e intelectual connotado. Sin duda, uno de
los profesores progresistas que nos inspiró a toda una generación de abogados.
Al mismo tiempo, también, fue un político honesto y, como todo quien hace
presencia en nuestra fauna política, venerado y criticado, amado y odiado. No
obstante, el balance le favorecía cuando se hizo cargo del Consejo de
Participación Transitorio (CPCCS-T). La revista Diners lo llamó “la reserva
moral” de la política ecuatoriana. Su último año de vida consiguió por la
coyuntura y la debacle moral del Ecuador post Correa lo que las urnas no le
dieron: gobernar una transición política.
Toda transición tiene contradicciones. Así lo
hizo notar Gramsci: “para que algo nuevo nazca, algo viejo debe morir”. No
obstante, Trujillo tuvo que enfrentar a una mafia enquistada en el poder durante
una década y a una institucionalidad hecha a su medida. ¿Cómo enfrentarla, si no
con un poder igual? Y pareció apostar a los sectores tradicionales de la
política: la vieja derecha, líderes reciclados de las élites socialdemócratas y
la centro-derecha, y los grupos del correísmo que se camuflaron bajo las
débiles alas del gobierno de Lenin. La Salle le llamaría a esto, acomodarse a
la nueva “correlación de fuerzas políticas realmente existentes”.
Esta estrategia le permitió hacer lo que
omitió la tibia y contradictoria consulta popular de Lenin, cesar a las
autoridades de control y de la justicia del correísmo. Pero igual que en la
revuelta alemana de los años 20 del siglo pasado para la que escribió Lasalle,
esto sólo fue una cortina para una purga política y el acomodo de los intereses
de la oligarquía tradicional en medio del desgobierno del correísmo reciclado. Finalmente,
en quienes Trujillo se apoyó luego se convirtieron sutilmente en sus dueños. ¿Ingenuidad,
necesidad o sinceridad? Eso no nunca lo sabremos, pues él ya no puede responder
al juicio de la historia. Como un espejo, Lenin se aupó desde su desgobierno en
el mismo tren y la segunda mitad de la transición, en la que se discutía el
nuevo reparto, dejó un sabor amargo y un retorno al pasado. Concursos y
designaciones cuestionadas por la ciudadanía, escándalos de manipulación y
favoritismo. Trujillo saboreó la soledad y la ingratitud natural del poder y su
salud no aguantó más. ¿Héroe? Por supuesto que sí. ¿Quién en su sano juicio se
arriesgaría a su edad a montar el potro de una transición tan chúcara? Hay algo
de quijotesco y suicida en su actuación y nada de lo que pasó tacha, sin duda,
su carrera política ni profesional. ¿Comodín de la oligarquía? También, pues
fue claro que en sus momentos de equilibrio y voluntad propia no rectificó ni
tuvo control sobre las circunstancias, y es difícil creer que fue simplemente una
marioneta de mandos medios corruptos, gárgolas, recaderos y viejas plañideras.
En todo caso, no lo
sabremos jamás, pues no hay muerto malo, novia fea ni hijo tonto.
El pana no fue santo de mi devoción, tuvo sus méritos, pero lo que toda su vida lo hizo con la mano, al final de sus días lo borró con el codo.
ResponderEliminarEs justamente lo que sucedió. Gracias por el comentario y el interés en este espacio
EliminarMás bien cayó en la trampa tendida sutilmente tendida por el morenato—correato y fue utilizado como un barniz frente a un desgobierno frágil/fraudulento/ilegítimo, prueba de ello fue cuidarse las espaldas ante tanta corruptela descomunal y galopante, eligiendo "estratégicamente" y colocando a 'autoridades' en las instituciones afines al statuo quo como la fiscalía, procuraduría, superintendencias, c.c.; en la contraloría dejaron 'encargando' a quien debían removerlo y con sacramentar todo el saqueo imperante con ese bodrio de consulta que hicieron. Pará rematar pusieron a un cachiporrero correísta consumado como secretario de ese CPCCS(T) y uno de los miembros del mismo, fue abogado del prófugo en Bélgica.
ResponderEliminarEn el fin en su ocaso, el Dr. Trujillo, no salió avante en éste tránsito de vida y creo manchó su hoja, prestándose a ese perverso juego para mantener un sistema neofeudal, gamonalista y de élites parasitarias que manejan al país como hacienda.
Creo que él cometió un gran error al asumir funciones de este tipo cuando estaba de tam avanzada edad. A la larga , le costó la vida
EliminarEl Dr. Julio César Trujillo, fue un hombre honesto y preocupado en la dura tarea de combatir la corrupcion, de lo que recuerdo fue un abogado y político progresista que buscaba fielmente luchar desde la palestra dónde se encontraba en pro de los más necesitados, para mí modesto criterio clara y meridianamente fue un héroe al continuar bregando pese a sus años acadaulados como Presidente de Control Social y Participación Ciudadana a efectos de darle al país un respiro de la más alta corrupción enquistada en el Correato y en el Ecuador, buscar, proponer y designar a hombres honrados y capaces que no se turbien frente al poder y creo que hasta sus últimos días lo consiguio, comodín de la oligarquía realnente lo dudo, pero si hubiese ocurrido así, estoy seguro que de cualquier forma su principal derrotero y objetivo era trabajar con justicia social.
EliminarMuchas gracias por el comentario. Sin duda, Julio César Trujillo fue un personaje paradójico.
Eliminarde Trujillo su honestidad y pluralidad sin tachos,fue el comedin de la oligarqu8a quiteña.
ResponderEliminarExacto...ambas cosas
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