¡Las mentiras sobre el cuco del correísmo¡





¡Las mentiras sobre el cuco del correísmo¡

Por: Luis Fernando Ávila Linzán.
Foto por: www.despertarsabiendo.com



Una de las cuestiones que más ternura me despierta y, al mismo tiempo, me aterra, es la figura que en mi niñez mis padres llamaron “el cuco”. Curiosamente, mis amigos y amigas, también, lo conocían, aunque nadie lo había visto jamás. Era una especie de ser mítico que se llevaba a los niños más portados y vivía en la oscuridad. Lo nombra en las canciones: “duerme, mi niño; duérmete ya, que viene el coco -el cuco- y te comerá”. Su origen, dicen, viene de la tradición celta arraigada en la cultura española y hacía referencia a la costumbre de adornar las calabazas con rasgos humanos; otros, dicen, se trata de un derivado en América Latina de la palabra “cucurucho”, que es ese sobrero que corona estos trajes morados que visten los cófrades de la Semana Santa, ritual religioso que celebran los españoles y que se emula en varias partes de nuestra Región.
Ahora, al cuco lo invocaban, no únicamente, para que durmamos, sino para que seamos obedientes y bien portados. ¿Quién definía eso? Pues los únicos que parecían saber quién mismo es el cuco. Así, que el cuco era un instrumento de disciplina disuasiva para ejercer sobre los niños el poder tutelar por parte de los adultos, puesto que ser “obediente y bien portado” era vestir, ser y actuar como nos decían los adultos. Parte de este comportamiento esperado era no protestar ni cuestionar la autoridad de nuestros mayores, ya no sólo a nuestros padres, así sea evidente que estaban equivocados.
A nivel político, ocurre lo mismo mediante el uso de dispositivos ideológicos que profundizan la alienación social. “Comunista”, “socialista”, “guerrillero”, “terrorista”, “revolución” son palabras que en los años ochenta se sembraron hábilmente en el sistema educativo, en la opinión pública y en el discurso de los políticos como parte de una “guerra ideológica” para evitar la contaminación de ideas extrañas en la Región. Pero, además, estas palabras estaban acompañadas de un discurso adornado de supuesto sentido común, por lo tanto, palabra sacra naturalizada: “te van a quitar tus bienes”, “van violar a tus hijas”, “vienen a matar a los curas”, “les van a dar tus bienes a los delincuentes y a los vagos”. Por supuesto, estos dispositivos ideológicos se han sofisticado con el tiempo y el poder actual de los medios y las redes sociales, y se presentan adornados en palabras supuestamente técnicas, tales como “estabilidad económica”, “gobernabilidad”, “libertad de empresa”, “flexibilización laboral”, “emprendimiento”, “seguridad ciudadana” y un largo etcétera. Estos cucos resultan efectivos y están allí sembrados en la consciencia ciudadana esperando a ser activados cuando los intereses de las clases dominantes estén en riesgo.
Por supuesto, los principales antídotos para esta enfermedad psicosocial se llaman educación y formación política. Por esto, las élites cuidan celosamente el monopolio de la educación y se aseguran que el pueblo llano reciba una formación utilitaria, disciplinaria, canónica y autoritaria; mientras, sus hijos gozan de la cultura moderna y el acceso a las tecnologías, la cultura y las lenguas extranjeras, útiles para cerrar los grandes negocios con las transnacionales y los grandes cárteles económicos locales, a quienes van dirigidas todas las políticas económicas importantes en nuestros países. Así, el círculo vicioso de los medios de producción lo es, también, del conocimiento y la comunicación. En todo caso, la cuestión es que detrás de todos estos cucos siempre hay una intención de engañar para imponer ideas y acciones sutilmente o para justificar el uso de la fuerza bruta para poner la casa en orden.
Bueno, este largo exordio para comentar la coyuntura de esta semana de protestas en contra del gobierno de Lenin Moreno por las medidas económicas neoliberales que quiere imponer sin formas reales de compensación en favor de los sectores sociales de mayor pobreza en Ecuador. La primera idea es que estamos ante un contexto, ya comentado en un trabajo anterior, donde la realidad política se presenta ficticiamente como “correísmo-anticorreísmo”, derivada de la matriz amigo-enemigo, propia del fascismo y el nazismo. La utilidad de esta matriz es que permite identificar al enemigo y dirigir todas las fuerzas sociales, políticas e institucionales hacia destruirlo. Esta matriz fue montada durante el gobierno de Rafael Correa y fue útil para legitimar su actuación autoritaria sobre la idea de que la denominada revolución ciudadana era el remedio a la “partidocracia”, que era una forma simbólica y didáctica de identificar a la clase política tradicional como el enemigo. Fue el clivaje de clase que en su momento Abdalá Bucaram, como ningún político o grupo de izquierda lo hizo, activara con el eslogan de su campaña, “la fuerza de los pobres”.
El problema es que esa misma matriz del correísmo ahora les aplica a ellos, una vez que no están en el poder, sino una versión atenuada, débil y entreguista de sí mismos, una especie de un segundo correísmo, ahora encarnada en un personaje que, con su desgobierno, busca traspasar tibiamente el poder a la clase política tradicional. Su rol histórico es servir a sus nuevos dueños y ser el tránsito ordenado a esto que ellos llaman estabilidad y prosperidad.
Me imagino que, justamente por el imperio de esta matriz, el lector está pensando que esto es un manifiesto de apoyo a Rafael Correa, pero temo decepcionarlo, pues lo que quiero demostrar en lo que sigue es que la afirmación del gobierno de Lenin Moreno respecto de que la crisis política de estos días, la violencia y represión, las muertes y la inestabilidad social es un plan pensado y planificado por Rafael Correa. No tengo el ánimo de defender a este individuo, sino de demostrar que “el cuco del correísmo” tiene como fin justificar la toma del poder por las facciones de derecha, para quienes el gobierno de Moreno es un títere útil para limpiar el camino para el siguiente gobierno. La función de este cuco es esconder el plan malévolo de las élites de profundizar el conservadurismo político, de consolidar la restauración conservadora y liberar de responsabilidad a sus amos por el costo político de la implementación de políticas neoliberales. Quiero demostrar que no es estratégico pensar que Correa esté detrás de las movilizaciones con el fin de volver al poder. Mis razones para combatir este cuco y desnudar las intenciones del gobierno de Moreno y sus amos son las siguientes:

(1) El cuco no tiene control de los actos políticos. Únicamente el gobierno sabía el momento y el contenido de las medidas económicas. Alguien puede decir que el cuco tenía espías o un sofisticado aparato de espionaje y gente leal aún dentro de las instituciones. Incluso, en ese entendido, es difícil planificar una intentona de golpe sino se tiene información totalmente controlada. No se debe olvidar que antes de que se dicten las medidas, el mismo gobierno lanzó varios globos de ensayo y distractores mediáticos, y sólo se supo de las medidas el día en que se hicieron públicas. Si esto lo supo el cuco con anterioridad, se presentan dudas sobre la integridad del equipo de trabajo del gobierno o de la sinceridad de Lenin, pues hablaría esto de un acuerdo con el cuco para evitar hacer pública información mutua que forman parte del chantaje que es evidente entre ellos.
El cuco tampoco tiene control de los procesos judiciales, más allá de que las providencias están anticipadas y son, de alguna manera, públicas. Fácilmente, se pueden cambiarse fechas y agendas en un país donde el Poder Judicial es todo, menos independiente. Decir lo contrario, sería aceptar que la actual conformación del Poder Judicial sigue siendo fiel al cuco.
Lo que se puede observar es al cuco desesperado por morder algo de la coyuntura a su favor por las redes sociales y con poco éxito, a no ser por la centralidad “terrorista” con lo que el gobierno y los medios de comunicación le dan. Los únicos que tienen control político de los actos del gobierno son la coalición Partido Social Cristiano (PSC) en el frente económico y Creando Oportunidades (CREO-SUMA) en la Asamblea Nacional, el Partido Socialista y el Partido Fuerza Ecuador (FE) en reducidos espacios, y varios grupos económicos que están detrás los clanes que asesoran y son voceros del presidente Moreno. ¿Qué le queda al cuco? Un reducido grupo de asambleístas que son más hinchada que sustento político para retomar el poder, autoridades locales en su mayoría concejales y miembros de juntas parroquiales, una fauna de dirigentes extraviados que no han logrado su parte la torta del nuevo orden o están negociando sus migajas. ¿Es tan temible el cuco? No se olviden que el mismo cuco lanzó sus propios cucos durante el famoso 30-S: la CIA, la partidocracia, etc.

(2) Alianza país no existe y no tiene capacidad de negociación. Luego del triunfo de Lenin, Gustavo Larrea, antes más cercano al núcleo duro del poder, intentó formar su propia organización para darle apoyo al presidente. Sin embargo, no tuvo apoyo desde Carondelet, puesto que sus nuevos amigos no les interesaba, sino que su gobierno fuera de transición hacia el éxito futuro de sus negocios. Además, el carácter personalista que adquirió el proyecto, la imagen impostada de “fe y alegría” y “pare de sufrir” que adoptó “Democracia Sí”, y los pobres resultados electorales en los comicios de los gobiernos locales terminaron por abortar el plan. Sumado a esto, una parte del movimiento que lo llevó a Lenin y a su antiguo amigo al poder se desarticuló totalmente, y se fracturó en dos facciones: los correístas y los morenistas. Pero más grave aún, se abandonó el funcionamiento de las estructuras políticas con lo cual se intentó dar control a Lenin, pero se consiguió desmontar todo programa o actuación organizada, y aislar de todo poder al bloque parlamentario.
De esta manera, a Correa le quedaron algunos militantes sin ningún poder y Lenin se quedó se transformó en un presidente sin partido ni estructura política alguna. Ambos quedaron huérfanos y sin ninguna oportunidad de maniobra política. El vacío de Lenin lo llena el poder de las instituciones y sus nuevos amos.
Esto lo pudimos ver en estos días cuando, ingenua o desesperadamente, Gabriela Rivadeneira activó a su débil músculo político para iniciar un juicio político a Lenin y recibió el rechazo de toda la población, la desidia de la antigua militancia y fortaleció así la posición de Lenin del supuesto complot talibán Maduro-Correa contra su gobierno. ¿Sin un partido que tenga capacidad de negociar, qué oportunidades tiene Correa de negociar una amnistía o alguna jugada en el Poder Judicial? Lenin, está claro, desde la época del gobierno del cuco cuando el garantizaba recursos públicos para que viva arriba de una vulcanizadora y una sastrería en Suiza, es un peón que es movido de acuerdo a la coyuntura del momento.

(3) No existe estructura social leal al cuco ni control del territorio. Uno de los músculos del poder correísta fue la organización social. Así, el cuco cooptó a los movimientos sociales y a las organizaciones de sociedad civil, les dio trabajo o consultorías o lo integró a las instituciones. Otras veces, combatió y destruyó a las organizaciones más influyentes y que podía llegar a fastidiar sus planes, por ejemplo, FENAJE y UNE por citar un par de ejemplos. Y, otras, creó organizaciones alternas, la CUT o la Asociación de Profesores, como evidencia. A todas movilizó cuando tenían que apoyar alguna tesis del gobierno del cuco o para enfrentar una movilización mediante lo que se denominó “contramarcha”, mecanismo añejo que se usaba en el nazismo y el fascismo.
¿Existen estas estructuras sociales y tienen capacidad de reacción? No en su totalidad y no con la fuerza de antaño. ¿Por qué? Porque todas ellas se nutrían de dos fuentes: el aporte de sus militantes, los del movimiento país y los funcionarios que eran obligados al diezmo y a salir con su banderita para “hacer bulto” en las concentraciones masivas en apoyo del cuco, principalmente en las sabatinas; y, los propios recursos públicos que se usaban, directa o indirectamente, para movilizar y mantener estas estructuras. El sánduche y el coordinador que toma lista a “los voluntarios” es sólo la cara visible de ese aparato. En la actualidad, estas estructuras sólo sobreviven y son un membrete, y su dirigencia busca espacio con los nuevos y antiguos patrones de la política.
Ha afirmado la Ministra del Interior que el cuco ha contratado personas y estrategas, mercenarios y vándalos, nacionales y extranjeros (venezolanos y cubanos para hacer más letal al cuco), para desestabilizar al régimen. Supongamos que así sea y que los que se llevaron el dinero por montones y que saben que, posiblemente, no tengan otra oportunidad, quieran “invertir” para traer al cuco de regreso, ¿tienen la capacidad real de propiciar un golpe de Estado? Recordemos que, ni en los mejores tiempos del anciėn regime llamado “partidocracia” ningún grupo tuvo esa capacidad. La evidencia es que, de haberla tenido, muy fácil hubiera sido derrocar a un gobierno impopular. Recordemos que todos los procesos anteriores fueron parte de contextos complejos y que fueron fruto de amplias movilizaciones sociales y negociaciones con las élites.
Además, ¿no creen que de tener esta capacidad no la hubieran usado cuando el cuco tenía el poder real para mantenerse en él?, ¿resulta racional que Maduro, inepto y bobo como Lenin, tenga un interés de apoyar una empresa tan absurda cuando en Venezuela su poder está cada día más erosionado?
Tampoco el cuco tiene control del territorio. En las elecciones locales fue derrotado contundentemente. En términos de poder real, tiene las prefecturas de Pichincha y la de Manabí. Si la tesis de la conspiración fuera cierta, ¿por qué en Manabí existe una relativa calma?, ¿no sería lógico que allá hubiera grandes movilizaciones y que miles de campesinos y montuvios lleguen a Quito en estos días? Quito es el escenario de las protestas porque el poder está allí centralizado y por el valor simbólico que tiene el poder cuando las instituciones son débiles. En un inicio, los quiteños no eran los manifestantes, sino personas que venían, en su mayoría de la sierra centro y de origen indígena. ¿Tiene la Prefecta Pavón la capacidad para movilizar, aún pagando de su bolsillo, a estas personas?
Hay gente que dice que, de pronto, aparece comida y vituallas, ropa y ayuda de todos lados para los manifestantes, entonces, es el cuco el quien financia esto en la ciudad de Quito. ¿Cuesta tanto creer en la solidaridad de las personas ante la adversidad? Los ecuatorianos hemos demostrado que nos unimos ante la desgracia y mirar la injusta y desigual pelean entre los indígenas y la fuerza pública enaltece los sentimientos patrios en cualquiera. ¿Son también del cuco los jóvenes médicos que hicieron una cadena humana para impedir que masacraran a los manifestantes?, ¿son también manipulados por el cuco los rectores de las universidades Politécnica Nacional, Católica del Ecuador y Politécnica Salesiana?, ¿son pagados por el cuco las decenas de vehículos llenas de comida para los pobres de la tierra?
Es absurdo pensar que el cuco haya financiado toda esta prodigalidad. Recordemos que cuando tenía el poder, a regañadientes y comprados, llevaba a funcionarios públicos y gente común a sus manifestaciones y contramarchas, y no se mantenían por tantos días, ¿qué les hace pensar que ahora sí tienen los recursos y la organización para financiar a los manifestantes? Pero miremos, además, los territorios donde la mayor cantidad de gente se ha levantado: Chimborazo, Cotopaxi, Bolívar, Tungurahua, Imbabura, Pichincha, y las provincias amazónicas. En las provincias de la zona centro de la Sierra nunca fue el bastión del cuco, todo lo contrario, tenía problemas en estos territorios. En Riobamba le cayeron a piedra los ciudadanos y a la entrada de Ibarra los ciudadanos los esperaban para tirarle huevos.
Por supuesto, esto no obsta el hecho de que algunos líderes barriales o dirigentes de todo tipo hayan intentado de manera voluntarista empujar a una intentona golpista y organizó un hornado y regaló un par de llantas con vaca incluida para la gasolina, incluso, coordinados por el cuco, ¿pero representa, realmente, un peligro real para la democracia?

(4) El movimiento indígena y los sindicatos están debilitados. Se ha dicho que el movimiento indígena y los sindicatos fueron comprados por el cuco, que, junto con la gente que critica el autoritarismo del gobierno somos tontos útiles o, peor, pagados por el cuco para garantizara su retorno triunfal y heroico. Los movimientos sociales están debilitados luego de su intervención y asimilación a la lógica del poder desde el gobierno de Bucaram. En la actualidad, la dirigencia nacional tienes graves problemas de gobernanza y, son más bien, los dirigentes provinciales y comunitarios quien han recuperado parte de la capacidad de decidir.
Por otro lado, la CONAIE y varios dirigentes indígenas ya han reaccionado al intento del cuco de auparse de manera oportunista a su lucha. “Nadie se me sube a la camioneta” parece el mensaje. Además, recuérdese que ellos fueron los más golpeados y agredidos por el cuco y es inverosímil, más allá de la necedad mocetona de los voceros de Lenin que sean utilizados o comprados por el cuco.
En alguna medida, la movilización de los indígenas y los trabajadores de estos días se hace a espaldas y en desobediencia a su dirigencia, la cual no es legítima y es cuestionada por sus acuerdos políticos con el poder. La movilización es espontánea o dirigida por sus líderes locales, por eso aparece en la escena Salvador Quishpe, Yaku Pérez, Leónidas Iza y Jaime Vargas haciendo vocería y dirección por su parte. No hay que olvidar que la CONAIE está debilitada y fraccionada y no tiene apoyo de los indígenas quichua de la sierra, y las otras organizaciones ECUARUNARI, FENOCIN y FEINE no aparecen, como en otras ocasiones, en la escena política. Por supuesto, algunos dirigentes están o estuvieron -como el caso de Humberto Cholango- en el gobierno de Lenin y, existen algunos que aún apoyan discretamente al cuco, a título personal o de sus organizaciones locales, como es del caso de Curicama en Chimborazo. Sin embargo, no olvidemos lo volátiles que son las lealtades en nuestro país. Hasta hace un tiempo, los Falquez, Zambrano, y Jairala fueron del cuco y ahora reniegan de él sin que haya cantado el gallo ni una sola vez aún. A los líderes indígenas les pasa igual, pues operan en el mismo sistema político y se ven afectados por las mismas taras estructurales. En ese contexto, ¿tiene sentido pensar que el cuco los movilizó o los utiliza? La movilización es centrípeta, pues irradia sus fuerzas de afuera hacia dentro y ha sido convocada por líderes locales y comunitarios sin una dirección clara ni objetivos específicos. El motivo sencillo de la eliminación del subsidio y la prepotencia del gobierno ayuda mucho a aglutinar a la gente.
Las redes de solidaridad, propias o de los mestizos, ayudan y demuestran a Lenin que los indígenas no están a la venta o son ingenuos, tal como se lo hacen saber sus asesores, recaderos y lleva y trae de turno.

(5) Movimiento indígena prendió la mecha, pero luego se transformó en una revuelta popular más amplia. Por otro lado, el rol político del movimiento indígena no es ser el interlocutor de la crisis, sino sólo quien encendió la mecha. Con el pasar de los días, se han sumado cientos de personas a las manifestaciones y el motivo ya no son solamente la derogación de las medidas, sino la renuncia de Lenin. Se le salió de las manos, lastimosamente, al gobierno por subestimar a los movimientos sociales y a la capacidad de aguante del pueblo llano.
Los medios y los llamados racistas de las autoridades locales de Guayaquil tuvieron un papel combustible de esta escalada de violencia sin precedente en Ecuador. Un papel importante en esta crisis ha jugado las redes sociales y los medios celulares de comunicación masiva. Resultó contraproducente el evidente cerco mediático y el intento descarado de los medios de comunicación para minimizar las protestas, deslegitimar a los manifestantes o imponerles discursos mañosamente. Así, resultó risible la transmisión en vivo de la “Abuelita de todas las Marchas” convocada por la alcaldesa de Guayaquil, Cinthya Viteri. En ella, los reporteros les intentaban sacar declaraciones respecto de los supuestos indígenas vándalos que venían a dañar el ornato y el modelo exitoso del feng shui municipal de la ciudad, y cuando los ciudadanos decían algo distinto le arranchaban el micrófono al dejarse inducir la respuesta esperada por el medio.
Nebot y Cinthya hipotecaron su futuro político, pues la invitación del primero a que “se queden en su páramo” despertó el odio regionalista de la sierra y proyectó un afán troglodita de lanzar a la hoguera y a la picota pública a los indígenas. Su clasismo resultó también contraproducente e hizo de los indígenas verdaderos héroes al servicio de la patria. Darle posada, además, a un debilitado Lenin y su séquito cuántico desnudó sus intereses con su lacayo de turno.
Luego vino la represión nunca antes vista, por una policía que luego del 30-S, donde se intentó ponerle control legal y ciudadano, tiene mayor autonomía del poder civil. Resulta ridículo ver a la Ministra del Interior defender los intereses de la institución y justificando la matanza con circunloquios y argumentos propios de un expediente de psiquiatría forense. Son una suma de errores del gobierno y los políticos socialcristianos los que permiten que la violencia se transforme en un caballo desbocado. No hay una dirección clara ni objetivos específicos, menos de los manifestantes que suman, ora sea con un cacerolazo, ora con mensajes en las redes, ora sea llevando alimentos, ora sea presentando acciones jurídicas, ora sea marchando pacíficamente. Todos buscan en este punto no sólo la derogatoria de las medidas, sino la renuncia del presidente y la sanción por los abusos del poder. En este punto, la negociación con los indígenas puede no surtir el efecto esperado, pues el grito que comienza a es escucharse es: “fuera, Lenin, fuera.” ¿Qué rol juega en esto el cuco? Ninguno, sino el de un vil oportunista que tiene el desparpajo de denostar la violencia sin ver la de su gobierno. No tiene ninguna capacidad de dirección, porque no existe ninguna dirección específica, es el pueblo enfurecido por ver cómo responden con bala las justas protestas ante unas medidas que premian a los grandes grupos empresariales sobre las lágrimas y el hambre de los pobres.
Una frontera que tiene esta revuelta es la falta de una dirección política, por lo cual la única forma de detener la violencia es derogar las medidas, renunciar y reparar los abusos del poder. En esto, el cuco no tiene injerencia alguna a pesar de sus esfuerzos por figurar o fingir demencia política.

(6) Correa no tiene control sobre la transición política posterior y no es un candidato con posibilidades electorales. Finalmente, ¿tiene control el cuco luego de esta crisis? Nos han vendido la idea de que, si renuncia Lenin, mañana mismo está el cuco en el aeropuerto de Tababela. Esto es absolutamente falaz. Por cuatro razones. Primera, tiene ya un proceso con auto de llamamiento a juicio -el caso de secuestro de Fernando Balda- donde recibirá sentencia condenatoria. Eso significa que no podrá venir por, al menos, 10 años al país sin ser detenido. Tiene dos juicios más pendientes, uno de ellos por peculado. Si recibe sentencia condenatoria, no podrá regresar jamás. Sobre estas decisiones no tiene control alguno, aunque aún sigue la misma Corte Nacional que se nombró en su período. Por cierto, en estos días, posiblemente, este organismo será removido previa evaluación flash. Tendrá menos posibilidades aún. Pero, además, quien diga que él sigue controlando la justicia, no conoce al Poder Judicial ni entiende nuestra cultura política. Nuestra política descansa sobre la máxima: “muerto el Rey, viva el Rey”. Así que no importa quién sea juez o fiscal, todos tienden a acomodarse al nuevo régimen. Por esta razón, los cambios de jueces y fiscales que se realizan cada nuevo gobierno no son para controlarlos, sino para dar trabajo a su gente y tener mayor certeza del control. En principio, eso no es necesario.
En segundo lugar, tampoco tiene control sobre el poder electoral. Eso quiere decir que no podrá participar para ninguna dignidad de elección popular mientras no venga personalmente a inscribir su candidatura, cuando será apresado por los casos que tiene pendientes. Y existió un antecedente cuando Bucaram quiso inscribir su candidatura desde Panamá. Ahora, el Consejo Nacional Electoral controlado por el PSC y el PSE, seguramente, tampoco le permitirá participar. Ergo, el cuco no tiene control alguno sobre esto, lo cual significa que, de caer Lenin, nada le garantiza que lo dejen participar.
Luego, en tercer lugar, ya analizamos el estado calamitoso del bloque legislativo del cuco. En el caso de que Lenin renuncie, el cuco no tiene la capacidad para que se adelanten las elecciones ni para que se provoque la muerte cruzada. Nada de esto está en su control. Simplemente, es posible que se active la línea de sucesión y exista un gobierno que termine el período de Lenin, o un presidente interino ya que el vicepresidente y el presidente de la Asamblea puedan se cuestionados, el uno por ser parte de este gobierno y el otro por ser cercano al cuco. Nada de esto está en control del cuco, por lo cual, si aún a pesar de esto el cuco regresa, será porque la clase política así lo ha decidido por algún interés político de coyuntura. Pasó así, si hacemos memoria, cuando los socialcristianos lo trajeron a Abdalá de su primer viaje a Panamá para dividir a la oposición y los terminó dividiendo a ellos.
Por último, en cuarto lugar, la popularidad del cuco está mermada y esa es la principal razón por la cual es estúpido que el cuco esté detrás de todo esto. Cuando vino la última vez el pueblo lo recibió con huevos y tomates y las encuestas hoy lo favorecen menos, ¿qué le hace pensar que el pueblo se lanzará en un abrazo eterno con su pueblo cuando baje de un helicóptero en una unidad del milenio? Él lo sabe, pero lo que busca es que su partido tenga un bloque importante que le permita negociar su regreso para enfrentar a las gorditas horrorosas, sicarios de tinta, estudiantes mandados al palo mayor de un barco y a las momias cocteleras. Por eso, busca ser candidato a control remoto, pero no es seguro que pueda o quiera regresar. Todo esto, por supuesto, puede cambiar y romper todo este contexto si el cuco viene a enfrentar y desnudar a la justicia que él afirma está comprada por los nuevos dueños del poder; pero esto -dejo el beneficio de la duda-, es poco probable, pues para eso se necesita tener las agallas de alguien como Mandela o Rosa Luxemburgo, lo cual, sin duda, no ha demostrado que esté entre sus cualidades.
En definitiva, queridos ecuatorianos y ecuatorianas, el cuco del correísmo tiene una función radical para las élites, la clase gobernante y dirigente, puesto que lo usan para asustarnos y esconder otros motivos: la imposición de las políticas neoliberales, el reparto de los recursos públicos y la obediencia de los ciudadanos a este orden de cosas. Es un llamado de los que han lucrado de las lágrimas del pueblo desde 1830 al silencio y portarnos bien en la medida que les dejemos secuestrar la patria a su antojo. Pero la patria debe abrir los ojos y ver sus cadenas y romperlas cuanto antes, pues los cucos no se irán si nosotros seguimos creyendo en ellos. Mientras la acumulación de capital en pocas manos y la explotación del ser humano no podrás ser detenidas.


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