¡Las mentiras sobre el cuco del correísmo¡
¡Las mentiras sobre el cuco del correísmo¡
Por: Luis Fernando Ávila Linzán.
Foto por: www.despertarsabiendo.com
Una
de las cuestiones que más ternura me despierta y, al mismo tiempo, me aterra,
es la figura que en mi niñez mis padres llamaron “el cuco”. Curiosamente, mis
amigos y amigas, también, lo conocían, aunque nadie lo había visto jamás. Era
una especie de ser mítico que se llevaba a los niños más portados y vivía en la
oscuridad. Lo nombra en las canciones: “duerme, mi niño; duérmete ya, que viene
el coco -el cuco- y te comerá”. Su origen, dicen, viene de la tradición celta
arraigada en la cultura española y hacía referencia a la costumbre de adornar
las calabazas con rasgos humanos; otros, dicen, se trata de un derivado en América
Latina de la palabra “cucurucho”, que es ese sobrero que corona estos trajes
morados que visten los cófrades de la Semana Santa, ritual religioso que celebran
los españoles y que se emula en varias partes de nuestra Región.
Ahora, al cuco lo invocaban, no únicamente,
para que durmamos, sino para que seamos obedientes y bien portados. ¿Quién
definía eso? Pues los únicos que parecían saber quién mismo es el cuco. Así,
que el cuco era un instrumento de disciplina disuasiva para ejercer sobre los
niños el poder tutelar por parte de los adultos, puesto que ser “obediente y bien
portado” era vestir, ser y actuar como nos decían los adultos. Parte de este comportamiento
esperado era no protestar ni cuestionar la autoridad de nuestros mayores, ya no
sólo a nuestros padres, así sea evidente que estaban equivocados.
A nivel político, ocurre lo mismo mediante el uso
de dispositivos ideológicos que profundizan la alienación social. “Comunista”, “socialista”,
“guerrillero”, “terrorista”, “revolución” son palabras que en los años ochenta
se sembraron hábilmente en el sistema educativo, en la opinión pública y en el
discurso de los políticos como parte de una “guerra ideológica” para evitar la
contaminación de ideas extrañas en la Región. Pero, además, estas palabras
estaban acompañadas de un discurso adornado de supuesto sentido común, por lo tanto,
palabra sacra naturalizada: “te van a quitar tus bienes”, “van violar a tus hijas”,
“vienen a matar a los curas”, “les van a dar tus bienes a los delincuentes y a
los vagos”. Por supuesto, estos dispositivos ideológicos se han sofisticado con
el tiempo y el poder actual de los medios y las redes sociales, y se presentan
adornados en palabras supuestamente técnicas, tales como “estabilidad económica”,
“gobernabilidad”, “libertad de empresa”, “flexibilización laboral”, “emprendimiento”,
“seguridad ciudadana” y un largo etcétera. Estos cucos resultan efectivos y
están allí sembrados en la consciencia ciudadana esperando a ser activados
cuando los intereses de las clases dominantes estén en riesgo.
Por supuesto, los principales antídotos para
esta enfermedad psicosocial se llaman educación y formación política. Por esto,
las élites cuidan celosamente el monopolio de la educación y se aseguran que el
pueblo llano reciba una formación utilitaria, disciplinaria, canónica y
autoritaria; mientras, sus hijos gozan de la cultura moderna y el acceso a las
tecnologías, la cultura y las lenguas extranjeras, útiles para cerrar los grandes
negocios con las transnacionales y los grandes cárteles económicos locales, a
quienes van dirigidas todas las políticas económicas importantes en nuestros países.
Así, el círculo vicioso de los medios de producción lo es, también, del conocimiento
y la comunicación. En todo caso, la cuestión es que detrás de todos estos cucos
siempre hay una intención de engañar para imponer ideas y acciones sutilmente o
para justificar el uso de la fuerza bruta para poner la casa en orden.
Bueno, este largo exordio para comentar la
coyuntura de esta semana de protestas en contra del gobierno de Lenin Moreno por
las medidas económicas neoliberales que quiere imponer sin formas reales de compensación
en favor de los sectores sociales de mayor pobreza en Ecuador. La primera idea
es que estamos ante un contexto, ya comentado en un trabajo anterior, donde la
realidad política se presenta ficticiamente como “correísmo-anticorreísmo”,
derivada de la matriz amigo-enemigo, propia del fascismo y el nazismo. La utilidad
de esta matriz es que permite identificar al enemigo y dirigir todas las
fuerzas sociales, políticas e institucionales hacia destruirlo. Esta matriz fue
montada durante el gobierno de Rafael Correa y fue útil para legitimar su
actuación autoritaria sobre la idea de que la denominada revolución ciudadana
era el remedio a la “partidocracia”, que era una forma simbólica y didáctica de
identificar a la clase política tradicional como el enemigo. Fue el clivaje de clase
que en su momento Abdalá Bucaram, como ningún político o grupo de izquierda lo
hizo, activara con el eslogan de su campaña, “la fuerza de los pobres”.
El problema es que esa misma matriz del
correísmo ahora les aplica a ellos, una vez que no están en el poder, sino una
versión atenuada, débil y entreguista de sí mismos, una especie de un segundo
correísmo, ahora encarnada en un personaje que, con su desgobierno, busca
traspasar tibiamente el poder a la clase política tradicional. Su rol histórico
es servir a sus nuevos dueños y ser el tránsito ordenado a esto que ellos
llaman estabilidad y prosperidad.
Me imagino que, justamente por el imperio de
esta matriz, el lector está pensando que esto es un manifiesto de apoyo a
Rafael Correa, pero temo decepcionarlo, pues lo que quiero demostrar en lo que
sigue es que la afirmación del gobierno de Lenin Moreno respecto de que la
crisis política de estos días, la violencia y represión, las muertes y la
inestabilidad social es un plan pensado y planificado por Rafael Correa. No
tengo el ánimo de defender a este individuo, sino de demostrar que “el cuco del
correísmo” tiene como fin justificar la toma del poder por las facciones de
derecha, para quienes el gobierno de Moreno es un títere útil para limpiar el
camino para el siguiente gobierno. La función de este cuco es esconder el plan
malévolo de las élites de profundizar el conservadurismo político, de consolidar
la restauración conservadora y liberar de responsabilidad a sus amos por el
costo político de la implementación de políticas neoliberales. Quiero demostrar
que no es estratégico pensar que Correa esté detrás de las movilizaciones con
el fin de volver al poder. Mis razones para combatir este cuco y desnudar las
intenciones del gobierno de Moreno y sus amos son las siguientes:
(1)
El cuco no tiene control de los actos políticos. Únicamente el gobierno
sabía el momento y el contenido de las medidas económicas. Alguien puede decir
que el cuco tenía espías o un sofisticado aparato de espionaje y gente leal aún
dentro de las instituciones. Incluso, en ese entendido, es difícil planificar
una intentona de golpe sino se tiene información totalmente controlada. No se
debe olvidar que antes de que se dicten las medidas, el mismo gobierno lanzó
varios globos de ensayo y distractores mediáticos, y sólo se supo de las medidas
el día en que se hicieron públicas. Si esto lo supo el cuco con anterioridad,
se presentan dudas sobre la integridad del equipo de trabajo del gobierno o de
la sinceridad de Lenin, pues hablaría esto de un acuerdo con el cuco para
evitar hacer pública información mutua que forman parte del chantaje que es evidente
entre ellos.
El cuco tampoco tiene control de los procesos
judiciales, más allá de que las providencias están anticipadas y son, de alguna
manera, públicas. Fácilmente, se pueden cambiarse fechas y agendas en un país
donde el Poder Judicial es todo, menos independiente. Decir lo contrario, sería
aceptar que la actual conformación del Poder Judicial sigue siendo fiel al cuco.
Lo que se puede observar es al cuco
desesperado por morder algo de la coyuntura a su favor por las redes sociales y
con poco éxito, a no ser por la centralidad “terrorista” con lo que el gobierno
y los medios de comunicación le dan. Los únicos que tienen control político de
los actos del gobierno son la coalición Partido Social Cristiano (PSC) en el
frente económico y Creando Oportunidades (CREO-SUMA) en la Asamblea Nacional, el
Partido Socialista y el Partido Fuerza Ecuador (FE) en reducidos espacios, y
varios grupos económicos que están detrás los clanes que asesoran y son voceros
del presidente Moreno. ¿Qué le queda al cuco? Un reducido grupo de asambleístas
que son más hinchada que sustento político para retomar el poder, autoridades locales
en su mayoría concejales y miembros de juntas parroquiales, una fauna de dirigentes
extraviados que no han logrado su parte la torta del nuevo orden o están
negociando sus migajas. ¿Es tan temible el cuco? No se olviden que el mismo
cuco lanzó sus propios cucos durante el famoso 30-S: la CIA, la partidocracia, etc.
(2)
Alianza país no existe y no tiene capacidad de negociación. Luego del
triunfo de Lenin, Gustavo Larrea, antes más cercano al núcleo duro del poder,
intentó formar su propia organización para darle apoyo al presidente. Sin embargo,
no tuvo apoyo desde Carondelet, puesto que sus nuevos amigos no les interesaba,
sino que su gobierno fuera de transición hacia el éxito futuro de sus negocios.
Además, el carácter personalista que adquirió el proyecto, la imagen impostada de
“fe y alegría” y “pare de sufrir” que adoptó “Democracia Sí”, y los pobres resultados
electorales en los comicios de los gobiernos locales terminaron por abortar el
plan. Sumado a esto, una parte del movimiento que lo llevó a Lenin y a su
antiguo amigo al poder se desarticuló totalmente, y se fracturó en dos
facciones: los correístas y los morenistas. Pero más grave aún, se abandonó el funcionamiento
de las estructuras políticas con lo cual se intentó dar control a Lenin, pero
se consiguió desmontar todo programa o actuación organizada, y aislar de todo
poder al bloque parlamentario.
De esta manera, a Correa le quedaron algunos militantes
sin ningún poder y Lenin se quedó se transformó en un presidente sin partido ni
estructura política alguna. Ambos quedaron huérfanos y sin ninguna oportunidad
de maniobra política. El vacío de Lenin lo llena el poder de las instituciones
y sus nuevos amos.
Esto lo pudimos ver en estos días cuando, ingenua
o desesperadamente, Gabriela Rivadeneira activó a su débil músculo político para
iniciar un juicio político a Lenin y recibió el rechazo de toda la población,
la desidia de la antigua militancia y fortaleció así la posición de Lenin del
supuesto complot talibán Maduro-Correa contra su gobierno. ¿Sin un partido que
tenga capacidad de negociar, qué oportunidades tiene Correa de negociar una
amnistía o alguna jugada en el Poder Judicial? Lenin, está claro, desde la
época del gobierno del cuco cuando el garantizaba recursos públicos para que
viva arriba de una vulcanizadora y una sastrería en Suiza, es un peón que es
movido de acuerdo a la coyuntura del momento.
(3)
No existe estructura social leal al cuco ni control del territorio. Uno de
los músculos del poder correísta fue la organización social. Así, el cuco cooptó
a los movimientos sociales y a las organizaciones de sociedad civil, les dio
trabajo o consultorías o lo integró a las instituciones. Otras veces, combatió
y destruyó a las organizaciones más influyentes y que podía llegar a fastidiar
sus planes, por ejemplo, FENAJE y UNE por citar un par de ejemplos. Y, otras,
creó organizaciones alternas, la CUT o la Asociación de Profesores, como evidencia.
A todas movilizó cuando tenían que apoyar alguna tesis del gobierno del cuco o
para enfrentar una movilización mediante lo que se denominó “contramarcha”, mecanismo
añejo que se usaba en el nazismo y el fascismo.
¿Existen estas estructuras sociales y tienen
capacidad de reacción? No en su totalidad y no con la fuerza de antaño. ¿Por qué?
Porque todas ellas se nutrían de dos fuentes: el aporte de sus militantes, los
del movimiento país y los funcionarios que eran obligados al diezmo y a salir con
su banderita para “hacer bulto” en las concentraciones masivas en apoyo del cuco,
principalmente en las sabatinas; y, los propios recursos públicos que se
usaban, directa o indirectamente, para movilizar y mantener estas estructuras. El
sánduche y el coordinador que toma lista a “los voluntarios” es sólo la cara
visible de ese aparato. En la actualidad, estas estructuras sólo sobreviven y
son un membrete, y su dirigencia busca espacio con los nuevos y antiguos
patrones de la política.
Ha afirmado la Ministra del Interior que el
cuco ha contratado personas y estrategas, mercenarios y vándalos, nacionales y
extranjeros (venezolanos y cubanos para hacer más letal al cuco), para desestabilizar
al régimen. Supongamos que así sea y que los que se llevaron el dinero por
montones y que saben que, posiblemente, no tengan otra oportunidad, quieran “invertir”
para traer al cuco de regreso, ¿tienen la capacidad real de propiciar un golpe
de Estado? Recordemos que, ni en los mejores tiempos del anciėn regime llamado
“partidocracia” ningún grupo tuvo esa capacidad. La evidencia es que, de haberla
tenido, muy fácil hubiera sido derrocar a un gobierno impopular. Recordemos que
todos los procesos anteriores fueron parte de contextos complejos y que fueron
fruto de amplias movilizaciones sociales y negociaciones con las élites.
Además, ¿no creen que de tener esta capacidad
no la hubieran usado cuando el cuco tenía el poder real para mantenerse en él?,
¿resulta racional que Maduro, inepto y bobo como Lenin, tenga un interés de
apoyar una empresa tan absurda cuando en Venezuela su poder está cada día más
erosionado?
Tampoco el cuco tiene control del territorio.
En las elecciones locales fue derrotado contundentemente. En términos de poder
real, tiene las prefecturas de Pichincha y la de Manabí. Si la tesis de la
conspiración fuera cierta, ¿por qué en Manabí existe una relativa calma?, ¿no
sería lógico que allá hubiera grandes movilizaciones y que miles de campesinos
y montuvios lleguen a Quito en estos días? Quito es el escenario de las
protestas porque el poder está allí centralizado y por el valor simbólico que
tiene el poder cuando las instituciones son débiles. En un inicio, los quiteños
no eran los manifestantes, sino personas que venían, en su mayoría de la sierra
centro y de origen indígena. ¿Tiene la Prefecta Pavón la capacidad para
movilizar, aún pagando de su bolsillo, a estas personas?
Hay gente que dice que, de pronto, aparece
comida y vituallas, ropa y ayuda de todos lados para los manifestantes, entonces,
es el cuco el quien financia esto en la ciudad de Quito. ¿Cuesta tanto creer en
la solidaridad de las personas ante la adversidad? Los ecuatorianos hemos
demostrado que nos unimos ante la desgracia y mirar la injusta y desigual
pelean entre los indígenas y la fuerza pública enaltece los sentimientos
patrios en cualquiera. ¿Son también del cuco los jóvenes médicos que hicieron
una cadena humana para impedir que masacraran a los manifestantes?, ¿son también
manipulados por el cuco los rectores de las universidades Politécnica Nacional,
Católica del Ecuador y Politécnica Salesiana?, ¿son pagados por el cuco las
decenas de vehículos llenas de comida para los pobres de la tierra?
Es absurdo pensar que el cuco haya financiado toda
esta prodigalidad. Recordemos que cuando tenía el poder, a regañadientes y
comprados, llevaba a funcionarios públicos y gente común a sus manifestaciones y
contramarchas, y no se mantenían por tantos días, ¿qué les hace pensar que ahora
sí tienen los recursos y la organización para financiar a los manifestantes?
Pero miremos, además, los territorios donde la mayor cantidad de gente se ha
levantado: Chimborazo, Cotopaxi, Bolívar, Tungurahua, Imbabura, Pichincha, y las
provincias amazónicas. En las provincias de la zona centro de la Sierra nunca
fue el bastión del cuco, todo lo contrario, tenía problemas en estos
territorios. En Riobamba le cayeron a piedra los ciudadanos y a la entrada de
Ibarra los ciudadanos los esperaban para tirarle huevos.
Por supuesto, esto no obsta el hecho de que
algunos líderes barriales o dirigentes de todo tipo hayan intentado de manera
voluntarista empujar a una intentona golpista y organizó un hornado y regaló un
par de llantas con vaca incluida para la gasolina, incluso, coordinados por el
cuco, ¿pero representa, realmente, un peligro real para la democracia?
(4)
El movimiento indígena y los sindicatos están debilitados. Se ha dicho que el
movimiento indígena y los sindicatos fueron comprados por el cuco, que, junto
con la gente que critica el autoritarismo del gobierno somos tontos útiles o,
peor, pagados por el cuco para garantizara su retorno triunfal y heroico. Los
movimientos sociales están debilitados luego de su intervención y asimilación a
la lógica del poder desde el gobierno de Bucaram. En la actualidad, la dirigencia
nacional tienes graves problemas de gobernanza y, son más bien, los dirigentes
provinciales y comunitarios quien han recuperado parte de la capacidad de decidir.
Por otro lado, la CONAIE y varios dirigentes
indígenas ya han reaccionado al intento del cuco de auparse de manera
oportunista a su lucha. “Nadie se me sube a la camioneta” parece el mensaje. Además,
recuérdese que ellos fueron los más golpeados y agredidos por el cuco y es
inverosímil, más allá de la necedad mocetona de los voceros de Lenin que sean
utilizados o comprados por el cuco.
En alguna medida, la movilización de los indígenas
y los trabajadores de estos días se hace a espaldas y en desobediencia a su
dirigencia, la cual no es legítima y es cuestionada por sus acuerdos políticos
con el poder. La movilización es espontánea o dirigida por sus líderes locales,
por eso aparece en la escena Salvador Quishpe, Yaku Pérez, Leónidas Iza y Jaime
Vargas haciendo vocería y dirección por su parte. No hay que olvidar que la
CONAIE está debilitada y fraccionada y no tiene apoyo de los indígenas quichua
de la sierra, y las otras organizaciones ECUARUNARI, FENOCIN y FEINE no aparecen,
como en otras ocasiones, en la escena política. Por supuesto, algunos
dirigentes están o estuvieron -como el caso de Humberto Cholango- en el
gobierno de Lenin y, existen algunos que aún apoyan discretamente al cuco, a título
personal o de sus organizaciones locales, como es del caso de Curicama en
Chimborazo. Sin embargo, no olvidemos lo volátiles que son las lealtades en
nuestro país. Hasta hace un tiempo, los Falquez, Zambrano, y Jairala fueron del
cuco y ahora reniegan de él sin que haya cantado el gallo ni una sola vez aún. A
los líderes indígenas les pasa igual, pues operan en el mismo sistema político
y se ven afectados por las mismas taras estructurales. En ese contexto, ¿tiene
sentido pensar que el cuco los movilizó o los utiliza? La movilización es centrípeta,
pues irradia sus fuerzas de afuera hacia dentro y ha sido convocada por líderes
locales y comunitarios sin una dirección clara ni objetivos específicos. El motivo
sencillo de la eliminación del subsidio y la prepotencia del gobierno ayuda
mucho a aglutinar a la gente.
Las redes de solidaridad, propias o de los mestizos,
ayudan y demuestran a Lenin que los indígenas no están a la venta o son ingenuos,
tal como se lo hacen saber sus asesores, recaderos y lleva y trae de turno.
(5)
Movimiento indígena prendió la mecha, pero luego se transformó en una
revuelta popular más amplia. Por otro lado, el rol político del movimiento
indígena no es ser el interlocutor de la crisis, sino sólo quien encendió la
mecha. Con el pasar de los días, se han sumado cientos de personas a las
manifestaciones y el motivo ya no son solamente la derogación de las medidas,
sino la renuncia de Lenin. Se le salió de las manos, lastimosamente, al gobierno
por subestimar a los movimientos sociales y a la capacidad de aguante del
pueblo llano.
Los medios y los llamados racistas de las
autoridades locales de Guayaquil tuvieron un papel combustible de esta escalada
de violencia sin precedente en Ecuador. Un papel importante en esta crisis ha
jugado las redes sociales y los medios celulares de comunicación masiva. Resultó
contraproducente el evidente cerco mediático y el intento descarado de los
medios de comunicación para minimizar las protestas, deslegitimar a los
manifestantes o imponerles discursos mañosamente. Así, resultó risible la transmisión
en vivo de la “Abuelita de todas las Marchas” convocada por la alcaldesa de Guayaquil,
Cinthya Viteri. En ella, los reporteros les intentaban sacar declaraciones respecto
de los supuestos indígenas vándalos que venían a dañar el ornato y el modelo
exitoso del feng shui municipal de la ciudad, y cuando los ciudadanos decían
algo distinto le arranchaban el micrófono al dejarse inducir la respuesta
esperada por el medio.
Nebot y Cinthya hipotecaron su futuro político,
pues la invitación del primero a que “se queden en su páramo” despertó el odio
regionalista de la sierra y proyectó un afán troglodita de lanzar a la hoguera y
a la picota pública a los indígenas. Su clasismo resultó también contraproducente
e hizo de los indígenas verdaderos héroes al servicio de la patria. Darle
posada, además, a un debilitado Lenin y su séquito cuántico desnudó sus
intereses con su lacayo de turno.
Luego vino la represión nunca antes vista, por
una policía que luego del 30-S, donde se intentó ponerle control legal y
ciudadano, tiene mayor autonomía del poder civil. Resulta ridículo ver a la
Ministra del Interior defender los intereses de la institución y justificando
la matanza con circunloquios y argumentos propios de un expediente de
psiquiatría forense. Son una suma de errores del gobierno y los políticos
socialcristianos los que permiten que la violencia se transforme en un caballo
desbocado. No hay una dirección clara ni objetivos específicos, menos de los
manifestantes que suman, ora sea con un cacerolazo, ora con mensajes en las redes,
ora sea llevando alimentos, ora sea presentando acciones jurídicas, ora sea marchando
pacíficamente. Todos buscan en este punto no sólo la derogatoria de las
medidas, sino la renuncia del presidente y la sanción por los abusos del poder.
En este punto, la negociación con los indígenas puede no surtir el efecto
esperado, pues el grito que comienza a es escucharse es: “fuera, Lenin, fuera.”
¿Qué rol juega en esto el cuco? Ninguno, sino el de un vil oportunista que tiene
el desparpajo de denostar la violencia sin ver la de su gobierno. No tiene
ninguna capacidad de dirección, porque no existe ninguna dirección específica,
es el pueblo enfurecido por ver cómo responden con bala las justas protestas
ante unas medidas que premian a los grandes grupos empresariales sobre las
lágrimas y el hambre de los pobres.
Una frontera que tiene esta revuelta es la
falta de una dirección política, por lo cual la única forma de detener la
violencia es derogar las medidas, renunciar y reparar los abusos del poder. En
esto, el cuco no tiene injerencia alguna a pesar de sus esfuerzos por figurar o
fingir demencia política.
(6)
Correa no tiene control sobre la transición política posterior y no es un
candidato con posibilidades electorales. Finalmente, ¿tiene control el cuco
luego de esta crisis? Nos han vendido la idea de que, si renuncia Lenin, mañana
mismo está el cuco en el aeropuerto de Tababela. Esto es absolutamente falaz. Por
cuatro razones. Primera, tiene ya un proceso con auto de llamamiento a juicio
-el caso de secuestro de Fernando Balda- donde recibirá sentencia condenatoria.
Eso significa que no podrá venir por, al menos, 10 años al país sin ser detenido.
Tiene dos juicios más pendientes, uno de ellos por peculado. Si recibe sentencia
condenatoria, no podrá regresar jamás. Sobre estas decisiones no tiene control
alguno, aunque aún sigue la misma Corte Nacional que se nombró en su período. Por
cierto, en estos días, posiblemente, este organismo será removido previa
evaluación flash. Tendrá menos posibilidades aún. Pero, además, quien diga que él
sigue controlando la justicia, no conoce al Poder Judicial ni entiende nuestra
cultura política. Nuestra política descansa sobre la máxima: “muerto el Rey,
viva el Rey”. Así que no importa quién sea juez o fiscal, todos tienden a
acomodarse al nuevo régimen. Por esta razón, los cambios de jueces y fiscales
que se realizan cada nuevo gobierno no son para controlarlos, sino para dar
trabajo a su gente y tener mayor certeza del control. En principio, eso no es
necesario.
En segundo lugar, tampoco tiene control sobre
el poder electoral. Eso quiere decir que no podrá participar para ninguna
dignidad de elección popular mientras no venga personalmente a inscribir su candidatura,
cuando será apresado por los casos que tiene pendientes. Y existió un antecedente
cuando Bucaram quiso inscribir su candidatura desde Panamá. Ahora, el Consejo Nacional
Electoral controlado por el PSC y el PSE, seguramente, tampoco le permitirá participar.
Ergo, el cuco no tiene control alguno sobre esto, lo cual significa que, de caer
Lenin, nada le garantiza que lo dejen participar.
Luego, en tercer lugar, ya analizamos el estado
calamitoso del bloque legislativo del cuco. En el caso de que Lenin renuncie, el
cuco no tiene la capacidad para que se adelanten las elecciones ni para que se
provoque la muerte cruzada. Nada de esto está en su control. Simplemente, es posible
que se active la línea de sucesión y exista un gobierno que termine el período
de Lenin, o un presidente interino ya que el vicepresidente y el presidente de
la Asamblea puedan se cuestionados, el uno por ser parte de este gobierno y el otro
por ser cercano al cuco. Nada de esto está en control del cuco, por lo cual, si
aún a pesar de esto el cuco regresa, será porque la clase política así lo ha
decidido por algún interés político de coyuntura. Pasó así, si hacemos memoria,
cuando los socialcristianos lo trajeron a Abdalá de su primer viaje a Panamá para
dividir a la oposición y los terminó dividiendo a ellos.
Por último, en cuarto lugar, la popularidad del
cuco está mermada y esa es la principal razón por la cual es estúpido que el
cuco esté detrás de todo esto. Cuando vino la última vez el pueblo lo recibió
con huevos y tomates y las encuestas hoy lo favorecen menos, ¿qué le hace
pensar que el pueblo se lanzará en un abrazo eterno con su pueblo cuando baje de
un helicóptero en una unidad del milenio? Él lo sabe, pero lo que busca es que
su partido tenga un bloque importante que le permita negociar su regreso para
enfrentar a las gorditas horrorosas, sicarios de tinta, estudiantes mandados al
palo mayor de un barco y a las momias cocteleras. Por eso, busca ser candidato a
control remoto, pero no es seguro que pueda o quiera regresar. Todo esto, por
supuesto, puede cambiar y romper todo este contexto si el cuco viene a enfrentar
y desnudar a la justicia que él afirma está comprada por los nuevos dueños del
poder; pero esto -dejo el beneficio de la duda-, es poco probable, pues para
eso se necesita tener las agallas de alguien como Mandela o Rosa Luxemburgo, lo
cual, sin duda, no ha demostrado que esté entre sus cualidades.
En definitiva, queridos ecuatorianos y ecuatorianas,
el cuco del correísmo tiene una función radical para las élites, la clase gobernante
y dirigente, puesto que lo usan para asustarnos y esconder otros motivos: la
imposición de las políticas neoliberales, el reparto de los recursos públicos y
la obediencia de los ciudadanos a este orden de cosas. Es un llamado de los que
han lucrado de las lágrimas del pueblo desde 1830 al silencio y portarnos bien
en la medida que les dejemos secuestrar la patria a su antojo. Pero la patria debe
abrir los ojos y ver sus cadenas y romperlas cuanto antes, pues los cucos no se
irán si nosotros seguimos creyendo en ellos. Mientras la acumulación de capital
en pocas manos y la explotación del ser humano no podrás ser detenidas.
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