Ecuador, Disolución y Elecciones
Ecuador, Disolución y Elecciones
Por: Mauricio Galindo.
Foto por: www.babelrepublicat.world.es
Julio César Trujillo
actuó como presidente de una Asamblea Nacional Constituyente. Amparado en esa
idea peregrina, instituyó la desobediencia a una Constitución, la de
Montecristi de 2008, que fue ratificada en una Consulta Popular, y que es la
normativa legal que nos rige, les guste o no a los constituyentes de 1998, que
creen que su Carta Magna, debe perdurar.
Desde
esa premisa, se ha destruido todo el aparataje político e institucional de un
Estado, que, por lo menos en teoría, propugnaba la creación de un sistema
social y económico, que creía en la Planificación y la intervención del Estado,
como vías del crecimiento y prosperidad de todos. Esa fue la propuesta de la Revolución
Ciudadana, su proyecto de Gobierno, que en mucho no se cumplió, y que llevó al
Poder a Lenín Boltaire Moreno Garcés y su binomio Jorge Glas Espinel, los dos
vicepresidentes de Rafael Correa, sus delfines.
Poco
duró la armonía, el Plan de Gobierno se fue al traste, igual que el primer vicepresidente
Jorge Glas, el de su sucesora, María Alejandra Vicuña y de Otto Sonnenholzner.
Vicuña aún mantenía la mentira de ser socialista, Otto, ya se desenmascaró del
todo, y desnudó la verdadera naturaleza de esta administración: un modelo
corporativista-fascista, que lleva la idea de ser el “Limpiador” de la
podredumbre del correísmo y que es una mezcla de lo peor de la política
nacional de los últimos 40 años.
La
actual vicepresidente: Muñoz, es parte de los Ruptura de los 25. Es uno de
ellos, fue colocada ahí como relleno y como posibilidad cierta de que si los
dos primeros no iban, ella podía, y es fácil notarlo. Ningún otro grupo cercano
a Moreno intentó colocar candidato, ni su supuesto partido político AP. A veces
se gana perdiendo, y creo firmemente en que esta vez los vilipendiados Roldán y
Romo, los supuestos perdedores de la elección de VP, en la Asamblea, colocaron
a uno de los suyo. Jaque de los no votados.
Este es
un no gobierno. No existe Planificación, los ministros de Estado, en su
mayoría, obedecen a las Cámaras, no existen libertades civiles, un grupo
político, que electoralmente es nulo, Ruptura de los 25, gobierna en
Carondelet; se ha devuelto a la vida a la infame Democracia Popular neoliberal
de los 90, con ministros, y asesores; el Bucaramato más ramplón se regodea de
sus hazañas, y todo sujeto de pasado político dudoso, parece ser proclive a puesto
de gobierno, con el actual Presidente.
En
definitiva, estamos frente a un Poder, que se cree divino. Moreno y su esposa,
se deleitan de hacer lo que les viene en gana; su Ministra de Gobierno, cual Tatcher
lojana, ejecuta lo que ningún otro en su puesto lo realizó tan salvajemente: La
represión, con amenaza de muerte incluida; los militares, antiguos aliados de
los grupos desposeídos, hoy son adscritos infames a la represión. Vemos una
Fiscal que ataca solo selectivamente lo corrupto, nadie de los implicados en
los casos de show de la corrupción ha caído; un Contralor digno de una película
de la Mafia italiana; instituciones colapsadas por la ineficiencia y la
corrupción. En definitiva, estamos en un país que perdió su esencia, la que lo
caracterizó desde siempre: Su combatividad, su enorme desprecio por el tirano,
y una capacidad de reinventarse que siempre lo sacaba del fondo.
En mucho
lo que sucede, es consecuencia de acciones que se generaron en la
administración anterior. Correa destruyó la protesta social, creó el aparataje
represivo que se volvió en su contra. Dominó las Cortes y ninguneó el estado de
Derecho, sin embargo, su enorme capacidad de trabajo, su fe en un proyecto
político lo llevan a ser parte de los gobernantes que cambiaron el rumbo, con
los obvios y oprobiosos errores y horrores que permitió entre sus
colaboradores. Es el ex presidente junto con Guillermo Rodríguez Lara, Alberto
Enríquez Gallo, Eloy Alfaro, Gabriel García Moreno y José María Urbina, los
únicos que han destacado en un marasmo de mandatarios de una enorme
mediocridad, entre los que destaca nítidamente Lenin Moreno, como el peor
mandatario de la Historia nacional, en gestión, números, indolencia y absoluta
lejanía de las personas.
Somos en
este momento, un país inviable, a las puertas de las elecciones presidenciales
más cruciales de la Historia reciente, en la que ratificaremos o un modelo del
despojo, la ineficacia, la vagancia y el amiguismo o vemos algo que responda de
mejor manera a lo que necesitamos. Por primera vez, tenemos un candidato
indígena con posibilidades: Leónidas Iza, si logra generar alianzas es un
fuerte pretendiente; en la derecha menos rancia, Nebot ya se retiró y Christina
Reyes será una anécdota, así se alíe con el eterno bailarín César Montúfar; en
la derecha más rancia, Lasso es casi un zombie, su inercia frente a este
gobierno, su colaboración, su acción como banquero, lo retratan a cuerpo entero,
un ser que no encaja como gobernante; Alvarito, Isidro Romero y los clásicos
trasnochados serán parte de lo que se viene.
Sin
embargo, con o sin partido, Correa es el gran elector, el candidato que coloque
será de seguro parte de la Segunda Vuelta. Posee una organización política que,
con o sin lista, es la más fuerte del país. El Sur de Quito, el nuevo gran
elector nacional, le pertenece; su fuerza en Manabí está íntegra; en el Guayas,
es fuerte, más aún tras su alianza con Jimmy Jairala. Varios nombres emergen,
al final de esa decisión dependerá que tanto éxito tendrá. Se intuyen cantos de
alianzas con sectores indígenas, si se concreta lo de Iza, en binomio con
alguien de la RC, puede pensarse en ausencia de Segunda Vuelta.
Como
anecdotario, este recuerdo. En la última elección de alcalde de la capital, en
el norte de la urbe hartos de los héroes del Cenepa, se votó por Montúfar, y el
cree que ese voto se le endosará con una probable vicepresidencia, eso no
sucede. Esa zona de Quito, era la de la clase media burocrática, la que en un
70% está desempleada por el desgobierno morenista. Esa enorme masa, hoy
desposeída de su capital económico y simbólico, será la que otorgue o no el
triunfo al candidato de Rafael Correa. La memoria es frágil, solo recordamos
los momentos buenos y olvidamos los malos. La mayoría de las personas ya no
dice con Lucio estábamos mejor, hoy grita: Con Correa estábamos mejor.
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