María Paula Romo & María Bala y Plomo (Metamorfosis cuántica a la criolla)
María Paula Romo & María Bala y Plomo
(Metamorfosis cuántica a la criolla)
Por: Luis Fernando Ávila Linzán
Foto por: www.marielatv.com
“Una mañana, tras un
sueño tranquilo, Gregorio Samsa se convirtió en un monstruoso insecto. Estaba
echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su
vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el cual casi
no se aguanta la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas
patas, penosamente delgadas en comparación al grosor normal de sus piernas, se
agitaban sin concierto…” (“La metamorfosis”, Kafka)
I
Borrachera
de poder y burrocracia
No se trata
de un nuevo estudio jurídico ni de una firma de arquitectos que diseñan
edificios inteligentes para la lumpen burguesía post pandemia de Quito y
Guayaquil. Se trata de la metamorfosis política una de las principales
dirigentes del gobierno de Lenin Moreno. Ella cumple el rol de recibir todas
las balas dirigidas a él, pero, al mismo tiempo, es la funcionaria que ha
acumulado más poder durante todo este tiempo. De a poco, se convirtió en el
rostro de los muchos errores y pocos aciertos del régimen: el desgobierno, la
intervención política en la justicia y los organismos de control, los recortes
a la política social, la represión violenta en las protestas de octubre de 2019,
la corrupción en la contratación pública y el entreguismo a los intereses del
capital internacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por supuesto,
no es toda su culpa, pero es la cara visible de este proceso de degradación de
la política de las instituciones, el continuismo y el cinismo de unas élites
dispuestas a todo para evitar cambios que afecten su dominación.
“El
poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente” fue una
frase que se le atribuye a Lord Acton en el siglo XIX. Y parece que esto
explica en parte lo ocurrido con algunos dirigentes políticos que, al inicio,
se presentaban como parte de una nueva ética política y que luego se pervirtieron
por los privilegios que van aparejados al poder. Sin embargo, este fenómeno no
es exclusivo de nuestro país, pero resulta, posiblemente, más patético en un
contexto de descomposición social y crisis política permanente. Rara vez quien
ejerce la autoridad mediante abusos y excesos cae en cuenta de su situación,
puesto que parte de su éxito está asegurado por rodearse de cortesanos
aduladores y una tropa de pollinos de carga de los medios y tramoyistas
preocupados 24/7 en sostener una imagen impostada de sí misma y de la propia
realidad. Pero las crisis llegan y seguramente, el síndrome de Hubris, igual
que en la “metamorfosis” de Kakfa, un buen día desnuda la consciencia de
descubrir que se ha transformado en un monstruo que tiene dos opciones. Manifestar
una actitud de negación que termina convenciendo a la autoridad que la culpa es
de otros y que todos son sus enemigos, o asumir su papel y destino de ser la
mala de la película por la fuerza de las circunstancias.
Así,
cuando se le acusó del uso no autorizado de un helicóptero, cuando había dado
de baja a un general de mucha antigüedad por parecidos motivos, se escudó en un
informe de una Contraloría que se posesionó a patadas una vez que fue nombrada
a dedo por la amoralidad senil de Julio César Trujillo. El juicio político tuvo
como testigo de descargo a un antiguo enemigo, ahora unido a intereses comunes,
José Serrano. Y cuando, desde varios sectores, se la hizo responsable de contestar
con bala a los manifestantes, salió a decir que los muertos y heridos eran del
castro-chavismo correísta internacional, y de la negligencia de los violentos
manifestantes y de las propias víctimas. Aquel día se dejó de ser María Paula
Romo y el monstruo en el que se convirtió fue bautizado por la impotencia
popular como “María Bala y Plomo”. La negación casi psiquiátrica cedió al
desdoblamiento de personalidad de haberse convertido, deliberada o por la
fuerza de la necesidad, en “la mujer con más poder del país”. E igual, como le
ocurrió al doctor Jekyll en la obra de Stevenson, de tanto experimentar y jugar
con el lado siniestro que todos tenemos en lo profundo y atávico de la psiquis,
su proceso de ser Mr. Hyde fue irreversible, y el maquillaje se le cayó por
completo mientras yacía “de espaldas sobre un duro caparazón”, el día en que
decidió posar para la portada de la revista “Mariela News” exhibiendo una
chaqueta cake, marcial y disimuladamente castrense, y una blusa con la pintura
de una mujer con el ojo baldeado y el rostro masacrado.
II
Las
muertes que importan
Raúl
Eugenio Zaffaroni utilizó una metáfora en uno de sus más famosos libros “La
Palabra de los Muertos”. Hay muertos que a nadie importan y que fueron
asesinados por el aparato punitivo, muertos física y moralmente y sin historia
formando parte de las frías estadísticas de “peligrosos criminales y
terroristas” en América Latina. Las dictaduras, los autoritarismos y las élites
han ejecutado a miles de seres humanos y, en la mayoría de los casos, todos los
casos experimentan una angustiosa impunidad. Algunos de estos matones murieron
sin condena y otros tienen un curioso y lento marchitar político. En este
sentido, existen muertes heroicas con enorme significado como las de Allende y
Ernesto Che Guevara, y otras que supusieron entierros famélicos y en silencio
por vergonzosas e impopulares como las de Videla y Pinochet.
No
obstante, es la narrativa política y los libros de historia la que van
delineando las “muertes que importan”. Por supuesto, detrás de ello, ocurre un
proceso de fuerza y violencia que está en la base de esta diferenciación
social. Así, como dicen por allí: “quién gana la guerra cuenta la historia”. A
pesar de ello, este proceso que separa la barbarie de la civilización a nivel
histórico y a los héroes de los villanos ha demostrado que no es irresistible.
Walter Benjamin fue uno de los primeros en darse cuenta de la necesidad de
construir una historia desde los excluidos y desde abajo, independientemente de
la coyuntura y de la violencia simbólica que quiere mantener en el recuerdo de
las personas a determinadas figuras políticas. Algunas de ellas no llegan
siquiera a esta posibilidad, pues, por más esfuerzos que hacen sus entusiastas
defensores y admiradores, su muerte política a nadie importa y es instrumental
para los intereses de la oligarquía que les dio vida y los desecha cuando ya no
los necesita. Esto le pasa a “María Bala y Plomo”, cuya muerte ya está
decretada por la dirigencia caduca que gobierna el país mediante varios
monigotes que se apilan para ser quemados por la historia luego de la hora
amarga que experimenta el Ecuador. Su muerte política, con independencia de que
pueda “conseguir” nuevamente el favor “de buena fe” de una Asamblea Nacional y
evitar su censura -ahora en una farragosa discusión en la asamblea-, está
consumada y sólo es visible su espectro reptante en otra nueva portada de
farándula, ahora en la “Revista Expresiones” de Diario Expreso, donde su voz de
ultratumba dice desesperada: “mi vida es más reguetón que pasillo”. Su muerte
no llegó a ser un fenómeno de masas como la Arnulfo Romero ni un acto totalitario
como el de Kim Il-Sung; sino una muerte sin significado, sin pena ni gloria,
anclada en el limbo de la historia de un país con mala memoria respecto de sus
muertos y en los ojos vaciados de hombres y mujeres del pueblo en octubre de
2019.
Estas
portadas de la ministra encuentran algunas explicaciones en los analistas. Un
artículo de León Sierra de Plan V, sutilmente, explica lo de la fotografía de
la portada de Mariela News como un error y un montaje simbólico en la opinión
pública en las redes sociales que se tituló “Kuleshov: el lapsus de la
ministra”. En él, se cita a la autora de la pintura de la blusa de la ministra:
nada tiene que ver con octubre de 2019. “¿Un simulacro voluntario de control político, que
no lo hace la institución a la que le compete, llámese Asamblea Nacional?”, se
pregunta el autor. Pareciera una manifestación de quien tiene poder y provoca a
los ciudadanos y a quienes tienen la potestad de censurarla institucionalmente,
para que sepan que nadie la puede afectar ahora ni nunca, o que, finalmente,
decidió aceptar el rol de Mr. Hyde con total cinismo. No obstante, por ahora,
el intento de modificar la integración de la Comisión de Fiscalización de la
Asamblea Nacional, la necesidad de los partidos políticos que gobernaron detrás
del bozal del presidente Lenin Moreno, de alejarse y guardar distancia ante las
elecciones de 2021 que se nos vienen encima, y la necesidad de varios sectores
de alcanzar un trofeo político, parecen ir en la dirección de la inhumación definitiva
del cadáver con rigor mortis de la fundadora de Ruptura de los 25:
“-Tiene que
irse-exclamó la hermana-, es la única posibilidad, padre. Sólo tienes que
desechar la idea de que se trata de Gregorio. El haberlo creído durante tanto
tiempo ha sido nuestra auténtica desgracia, pero ¿Cómo es posible que sea
Gregorio? Si fuese Gregorio hubiese comprendido hace tiempo que una convivencia
entre personas y semejante animal no es posible, y se hubiera marchado por su
propia voluntad: ya no tendríamos un hermano, pero podríamos continuar viviendo
y conservaríamos su recuerdo con honor […]” (“La metamorfosis”, Kafka)
III
Se
busca quién escriba un epitafio
¿Puede
un anfibio o un insecto evitar su metamorfosis? De hecho, algunas especies
mutan en formas superiores. Por ello, se trata de un proceso automático e
inexorable, irremediable e irresistible. Los seres humanos mutamos a diario.
Puede ser que en política pase de igual manera como en el eterno retorno de
Kundera, entre la pesadez y la liviandad del ser post moderno. ¿Qué borra en la
mente de los políticos las convicciones y la dirección que debe tomar la ética?
Tal vez, el poder saca lo que realmente somos o nos transforma en sapos
dispuestos a saltar por encima de las normas y la moral. Quizás, el poder total
en un contexto de instituciones débiles y una sociedad medieval, pervierte más
de lo normal. ¿Qué nivel de consciencia y de decisión autónoma les queda a
quienes ejercen el poder sobre sus actos en un contexto social de amoralidad y
supervivencia? Si le consultamos a Freud o Jung, posiblemente muy poco; o, si
lo hacemos a Kant o Tomás de Aquino, muchísimo. Posiblemente, es mitad inconsciente
y mitad intencionado como en el relato y personajes de Stevenson.
No
obstante, queda claro que podemos engañar a cualquiera, menos a nosotros
mismos. Nosotros sabemos exactamente quiénes somos en verdad. Y, a pesar de la
elocuencia e indignación de los asambleístas Mendoza y Azuero, y del presidente
del Consejo de Participación Ciudadano y Control Social, y el clan Bucaram, por
citar unos ejemplos frescos en la opinión pública, quienes se dicen perseguidos
políticos y gente de moral intachable, difícilmente podrán mirar a sus hijos a
los ojos y, al mismo tiempo, mantener la farsa de sus vidas miserables. Todos
ellos, sin embargo, se presentan como víctimas que actuaron por su única cuenta
en proyectos y asuntos que beneficiaron al gobierno. ¿Ingenuidad,
esquizofrenia, mitomanía o descaro? Posiblemente, tendremos que aceptar el
contrasentido de que las leyes que le interesaban al gobierno se aprobaron a sí
mismas y los hospitales se dispusieron al proxenetismo político por sí mismos. Ergo,
las leyes y los hospitales serán los únicos culpables de todo. Nada raro, pues sólo
en Ecuador es posible que un funcionario sea sorprendido comiéndose los cheques
y con el dinero de los sobornos sobre la mesa por las cámaras de los medios de
comunicación y ahora esté impartiendo conferencias sobre ética y motivación
personal.
Hoy
María Bala y Plomo busca quién, en todo caso, escriba un epitafio creíble que
le ponga algo de dignidad a su tumba y no se convierta en una más de la fosa
común del gobierno cuántico. De la cabeza de sus colaboradores y beneficiarios,
por supuesto, es algo imposible, puesto que, hipócritamente, están convencidos
que se trata de “un ejemplo de honestidad, valentía, solidaridad e
inteligencia”, aunque en sus mensajes públicos, también, creen que el gobierno
es más eficiente que el de Dinamarca, aunque no alcanza a ser una cloaca
putrefacta y un nido de petimetres de baja ralea al servicio de la oligarquía
nacional y el capital internacional. Tenemos un borrador de epitafio de esta
muerte, en palabras de Simón Espinosa, quien se considera “de lo mejor del
pueblo ecuatoriano”; y, quien dejó esto en el oráculo de nuestros días, el
tweeter: “Gracias a la vida que nos ha dado tanto: nos dio a María Paula Romo,
mujer valiente y que vale, casi, casi, más que la Asamblea entera. Será nuestra
presidente de la República o en esta década o en la siguiente.” Aunque, salvo
la voluntad de la ministra o sus deudos, dejo lo escrito por Kafka y que es
menos profético y optimista que lo del ex jesuita en sus divagaciones clasistas
y su decrepitud:
“Pronto descubrió que
ya no se podía mover. No se extrañó por ello, más bien le parecía antinatural que,
hasta ahora, hubiera podido moverse con estas patitas. Por lo demás, se sentía
completamente a gusto. Bien es verdad que le dolía todo el cuerpo, pero le
parecía como que los dolores se hiciesen más y más débiles y, al final,
desapareciesen por completo. Apenas sentía ya la manzana podrida de su espalda
y la infección que producía a su alrededor, cubiertas ambas por un suave polvo
[…] Vivió todavía el comienzo del amanecer detrás de los cristales. A
continuación, contra su voluntad, su cabeza se desplomó sobre el suelo y sus
orificios nasales exhalaron el último suspiro…” (Kafka)
Lúcido y mordaz. Pero creo que la opinión pública se ensaña con una mujer con poder como ninguna otra en nuestra historia reciente, sin ser seguidor ni mucho menos de este gobierno, el tratamiento que la opinión pública le ha merecido a Romo no deja de tener un tufo a machismo.
ResponderEliminarMuchaa gracias por el comentario. Creo que sí hay algo de eso, pero para caso nobes gravitante. El abuso del poder es el centro de esta discusión. De hecho, algunas poses de autoridad de la Ministra son patriarcales. Por ejemplo, cuando le recordó a Reyes que ella no rebaja a discutir con ella, pues sabe ocupar su lugar. Además, mostrar esa blusa de una mujer violentada resulta contradictorio, pues sería como que algunas violencias contra las mujeres son justificables...
EliminarEs sinceramente agradable leer cada linea de tu autoría maestro. Que jamás se apague la tea de tu critica, de tu pensamiento y de tu claridad para gritarle al conjunto de bestias que hoy por hoy están manejando las riendas de un país que no todos nos tragamos el cuento como ellos nos pintan y que soportamos junto al pueblo el diario desangre, por tanta mordida de caimanes, lagartos y cocodrilos que se han escudado en partidos y en movimientos, pero sobre todo en la ignorancia de la sociedad, para hacer lo que se les ha venido en gana, sin temor alguno porque la masa se maneja con bonos y dádivas a cambio de aplausos y apoyo a la carnicería que se disfraza de cualquier pendejada cada que hace falta sentirse opulento y poderoso, sin recordar que mañana la historia se encargara de colocarlos en algún túmulo obscuro y frío aun sin que hayan cerrado sus ojos. Saludos desde Riobamba, Chinito. José Arturo Flores Aldaz.
ResponderEliminarQuerido amigo, gracias por el comentario. En la vida hay que pensar profundo, escribiendo con convicción y actuar coherencia. Lo último es lo más difícil. Mira cómo algunos académicos, militantes honestos y gente de bien, al ejercer el poder, se transforman en algo peor de lo que se criticaba y combatían. Me da mucha pena ver que algunos jueces antes escribían sobre el oprimido, el combate al neoliberalismo y ahora desvían la mirada hacia otro lado ante el abuso del poder y las políticas que afectan a los más pobres por este gobierno. Un abrazo enorme...
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